Este artículo de Carmen Martínez Arroyo y Rodrigo Pemjean Muñoz fue publicado originalmente en el número 14° de revista rita_ con el título "No hay arquitectura pequeña: Un perchero en la casa de Miguel Fisac en el Cerro del Aire" y forma parte de una colaboración conjunta para la difusión de textos académicos.
“Quien nos habla, me da la impresión, es siempre el acontecimiento, lo insólito, lo extraordinario: en portada, grandes titulares […] Lo que realmente ocurre, lo que vivimos, lo demás, ¿dónde está? Lo que ocurre cada día y vuelve cada día, lo trivial, lo cotidiano, lo evidente, lo común, lo ordinario, lo infraordinario, el ruido de fondo, lo habitual, ¿cómo dar cuenta de ello, cómo interrogarlo, cómo describirlo?” - Georges Perec, Lo infraordinario.[i]
Lo que Georges Perec nos señala con insistencia en el párrafo anterior es la importancia de lo cotidiano, de las acciones que realizamos de forma casi automática. Y la posibilidad de mirar con otros ojos las cosas que nos rodean y sirven a nuestra vida diaria. Nuestros objetos definen lo que somos. Cuando los elegimos estamos reflejando nuestros intereses. Y ¿qué sucede si el elemento lo hemos diseñado nosotros mismos? Que en él se manifiesta no solo lo que nos atrae sino también todo el conocimiento y la energía que somos capaces de dar, para hacer que el objeto sea el mejor entre todos los posibles.
Esto le sucede a Miguel Fisac en una pieza pequeña: el perchero que construye en el vestíbulo de su casa en el Cerro del Aire. Un objeto, sencillo en apariencia, que permite definir todo el mundo interior del arquitecto manchego. (figura 1)
Este perchero forma parte de una mitología del diseño español hecho por arquitectos. Desde nuestra etapa de estudiantes habíamos oído comentarios sobre esta pieza. Pero el “boca a boca” se encontraba con ciertas dificultades cuando se trataba de encontrar documentación. Ni en los artículos ni en los libros sobre Fisac se hablaba del perchero, reduciéndose a una mera mención en alguno de los textos escritos sobre la casa. Dos visitas en abril de 2016 a la vivienda de Fisac, en unas jornadas de puertas abiertas, nos permitieron conocer de primera mano este objeto enigmático. (figura 2)
La casa en el Cerro del Aire. Una vivienda para un perchero
En 1956 Miguel Fisac construye, para sí mismo y para su familia, una casa en las afueras de Madrid. El lugar elegido, el Cerro del Aire, es un territorio deshabitado y sin consolidar, lo opuesto a un ambiente doméstico. La primera impresión es que Fisac escoge este lugar por su proximidad al solar en el que se sitúa su obra del Convento de los Dominicos, cuya primera piedra se había colocado en 1955. Pero algo más cruza nuestra mente: la oportunidad de hacer arquitectura con su propia casa y la posibilidad de tener vistas lejanas, hecho que no hubiera sucedido si hubiese comprado una vivienda en el centro de la ciudad.[ii]
Mucho se ha escrito sobre la casa, nosotros daremos aquí unas breves pinceladas para contextualizar nuestro objeto de estudio.
La casa se dispone en el fondo de la parcela, liberando la parte delantera como jardín. Además, se posa sobre la cota más alta para conseguir la mejor posición frente al paisaje. Fisac plantea inicialmente una casa con tres zonas: el área de los dormitorios, el salón-comedor y el área de servicio con la cocina. En el centro de la vivienda se dispone un patio que articula el salón con los dormitorios y posibilita la ventilación cruzada de dicha zona de estar. Se diseña la casa como un sistema crecedero en la que se irán sucediendo una serie de ampliaciones a lo largo de los años.[iii]
La construcción se realiza mediante muros de mampostería y una losa de hormigón. También se disponen pilares metálicos para reducir las luces estructurales en algunos puntos singulares. En el salón se dispondrá un gran ventanal practicable que permitirá introducir en el interior un paisaje lejano todavía virgen.
Pero lo más interesante de la casa es su condición de ser un laboratorio arquitectónico. Esta vivienda es para Fisac un lugar donde experimentar algunas de sus obsesiones: construye un muro de hormigón con encofrados flexibles en el jardín oeste; gran parte del mobiliario está constituido por diseños propios y desarrolla un concienzudo trabajo con la madera en las puertas, los techos y los panelados de las paredes.
Uno de los espacios más pequeños de la casa, el vestíbulo, albergará una pieza única: un perchero que a pesar de su modestia va a reflejar el modo en el que Fisac entiende la arquitectura y la vida.
El perchero en el espacio del vestíbulo. El efecto sorpresa
La secuencia de recorrido se inicia en el jardín mediante un camino sinuoso que permite ver la casa durante la aproximación y conduce directamente al patio de coches y al acceso peatonal.
Una escalera de hormigón de 2,5 m de ancho y 16 peldaños conduce al nivel superior del zaguán exterior. Dicho zaguán se pavimenta con losas de granito dispuestas al tresbolillo. También se dispone en él una jardinera de hormigón que, al igual que el muro experimental del jardín oeste, se construye con encofrado flexible y un quita-barros realizado con pletinas de acero.[iv]
El cerramiento en el que se sitúa la entrada a la casa se separa en dos estratos: el inferior es un plano de madera de tablones verticales de ancho variable que incluye la puerta de ingreso (enrasada y con el mismo espesor y despiece que el cerramiento fijo); el estrato superior está formado por un único vidrio de lado a lado impreso con líneas horizontales.
Al entrar en el vestíbulo se percibe el fuerte contraste entre los muros de piedra y los elementos de madera: el plano de la puerta, ya descrito, que se queda detrás al acceder; el conjunto en forma de U invertida del fondo formado por el techo de tablones y las puertas de acceso a la cocina y al estar-comedor; y, finalmente, un objeto abstracto, el perchero, dispuesto en la pared izquierda, que causa sorpresa a todos los visitantes de la casa. (figura 3)
Además del contraste entre piedra y madera, se percibe en el vestíbulo una estratificación espacial, ligada a la secuencia, que se verá reforzada por la utilización de materiales distintos en el pavimento. En el área del perchero se utiliza un felpudo, de fibra natural de coco, de 2,50 m de ancho que se ajusta a la distancia entre los muros laterales de piedra y 2,35 m de fondo hasta la U invertida de madera. Allí el pavimento se realiza con un Sintasol de 2,50 m de ancho y 1,15 m de fondo.
En el vestíbulo se produce la elección del recorrido por parte del usuario: a la derecha hacia la zona principal de la vivienda (salón-comedor y dormitorios) y a la izquierda hacia las áreas de servicio. La posición de la puerta de acceso a la casa en el mismo lado que la puerta del estar-comedor y la colocación del perchero en el lado contrario, ocultando la entrada de servicio, potencia la circulación hacia las áreas públicas. Además, los dos fluorescentes del techo de madera en la zona del fondo se disponen sin alineación -el del salón-comedor delante, el de la cocina detrás- para enfatizar el paso hacia un lado y no al contrario. (figura 4)
Miguel Fisac da mucha importancia a lo cercano, lo que toca la mano, los elementos que se utilizan en el día a día. Las puertas y sus tiradores, las barandillas, el mobiliario y los percheros van a formar una parte esencial de su arquitectura. Cuando proyecta alguno de estos elementos podemos observar la intensidad y el amor por las cosas bien hechas con las que trabaja el arquitecto. Así, por ejemplo, en los percheros realizados para el ya mencionado Convento de los Dominicos se manifiesta la capacidad de Fisac como diseñador y las cualidades plásticas de estas piezas.[v]
¿Qué es lo que hace que sea singular el perchero en la casa en el Cerro del Aire? La respuesta principal a esta pregunta es simple: el efecto sorpresa. Al entrar en el vestíbulo se descubre un objeto de madera misterioso con tres paneles que empiezan a girar cuando se tocan, mostrando las piezas interiores que sirven de percha. (figura 5)
El perchero en el Cerro del Aire además de ser un objeto bien diseñado posee magia. Una magia ligada a la sorpresa pero también a la búsqueda de orden en el vestíbulo: los abrigos colgados pueden ocultarse de las miradas indiscretas con un sencillo giro de los paneles. (figura 6)
La construcción del perchero. Una máquina para la vida diaria
El perchero está formado por cuatro planos de madera: un plano horizontal en la parte superior, para almacenar sombreros, dispuesto como una celosía permeable y tres planos verticales opacos giratorios, que en su posición cerrada son paralelos al muro de piedra y ocultan los abrigos. El elemento para los sombreros mide 1,60 x 0,32 m y está formado por un cerco de madera con los cantos redondeados y una serie de listones en forma de tronco de pirámide, enmarcados por dicho cerco. Cada uno de los tres paneles verticales mide 1,40 m de alto x 0,50 m de ancho. En cada panel se disponen dos colgadores, también realizados en madera.[vi] (figura 7)
Fisac propone, de una forma natural, medidas antropomórficas en el perchero, vinculando la pieza con el ser humano. El plano horizontal se dispone a 1,90 m -casi en línea con la ventana alta del plano del cerramiento- y los sombreros se colocan sobre la celosía de este plano horizontal con facilidad poniendo el brazo en alto; las perchas para las prendas se sitúan a una altura de 1,70 m, altura cercana a los ojos de un usuario y, por tanto, es sencillo colgar los abrigos. La medida de los paneles -1,40 m- permite ocultar incluso las prendas más largas.
Para no formar un volumen virtual y mantener el carácter de planos, el objeto se mantiene abierto en los laterales -permitiendo el paso limpio del muro de piedra por detrás- y el plano superior sobresale por los lados con respecto a las puertas giratorias.
La composición del perchero mediante planos y no como volumen y la permeabilidad del conjunto en la dirección paralela a los muros de piedra, hacen que aumente notablemente la ligereza de la pieza.
La elaboración de este objeto de madera se debe a La Navarra, empresa de carpintería con la que Fisac había trabajado previamente en la vivienda unifamiliar en Ortigosa del Monte el año 1954. La construcción del perchero es sencilla. Se empotran en el muro de mampostería 6 travesaños de sección cuadrada de 3,5 cm. Tres se disponen en la parte superior del conjunto -a 1,83 m de altura- y tres en la inferior -a 0,395 m del suelo-. Los travesaños, dispuestos en voladizo y con una longitud vista de 34,5 cm (probablemente la distancia del empotramiento sea igual), permiten apoyar la pieza superior para los sombreros y sujetar los paneles giratorios. La sujeción de dichos elementos se realiza mediante dos puntos de giro artesanales de 2 cm de longitud -en el centro de la parte superior e inferior de cada panel- constituidos por un tubo hueco y un tubo macizo de acero. Estos tubos se anclan a la madera con unas pequeñas pletinas, que son los únicos elementos atornillados en todo el perchero. Las trabazones ocultas entre el resto de las piezas -cercos, listones, tablones o ganchos- se realizan con uniones machihembradas y encoladas propias del trabajo con madera. (figura 8)
El perchero permite esconder o enseñar las prendas en él colgadas y que el vestíbulo nunca sea igual, tanto por los diferentes sombreros y abrigos almacenados en él como por las múltiples combinaciones de las posiciones que pueden adoptar las tres puertas. Simplificando el problema y asignando a cada puerta cuatro posiciones posibles (paralelas al muro con la percha hacia dentro o hacia afuera o perpendiculares a dicho muro con las perchas hacia la entrada o hacia el interior de la casa) se tendrían 64 posiciones (variaciones de cuatro elementos tomados de tres en tres: V43= 43= 64 posiciones). Si se incluyen otros ángulos, no ligados a los 90 o 180 grados, las variaciones serían infinitas.
La introducción del giro en los paneles de la pieza transforma el perchero en una máquina para la vida cotidiana. (figura 9)
¿Qué es lo que nos atrae de este movimiento? Además del efecto sorpresa comentado y del amor que todos los arquitectos sentimos por los gadgets, nos interesa la metamorfosis del perchero.[vii] Es siempre igual y siempre diferente, gracias a la introducción del movimiento. Es un objeto único que se convierte con facilidad en muchos otros gracias a la suerte de una tecnología alejada del hightech y más cercana a lo popular. La sencillez de los mecanismos empleados por Fisac nos hace pensar en un maquinismo con raíces manchegas.
El pasado y el futuro de un objeto enigmático. No hay arquitectura pequeña
Llegados a este punto de nuestro artículo cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿De dónde nace este perchero?
Ya se ha hablado del interés mostrado por Miguel Fisac en el diseño de los objetos cotidianos y del alto nivel alcanzado por alguna de estas piezas. Por ejemplo, en las comentadas perchas del refectorio y de la sacristía del Convento de los Dominicos en Alcobendas. Pero -también se ha dicho- estas piezas puras y perfectamente diseñadas carecen de la magia del perchero en el Cerro del Aire. ¿Dónde pudo encontrar la referencia para construir este elemento? Plantearemos tres hipótesis para descubrir el origen del perchero.
En primer lugar, los viajes de Fisac, frecuentes e importantes para su crecimiento como arquitecto, pudieron ser un motivo de inspiración. Ese es el caso de su paso por Japón y el descubrimiento tanto de los cerramientos ligeros como del conocido refinamiento de la artesanía japonesa en los ensamblajes de madera. O la experiencia nórdica a través de su viaje a Suecia, conociendo de primera mano el mobiliario diseñado en este país. A pesar de ello, no hemos encontrado en las libretas de viaje de Fisac ningún croquis o anotación con una idea equivalente, formal o conceptual, al perchero aquí estudiado.
La segunda hipótesis es que Miguel Fisac conociera, a través de las publicaciones en libros o revistas, un objeto similar. Alvar Aalto propone en el ropero de la entrada al salón de actos en la Biblioteca de Viipuri (1933-1935) un elemento que incluye la idea del movimiento, tema incorporado por Fisac en el perchero de su casa, pero en Viipuri los paneles no giran, son correderos y deslizan en paralelo. Sin embargo, hay dos objetos que presentan una mayor semejanza con el que estamos analizando aquí. El primero es el toallero en acero inoxidable que realiza Jean Prouvé en 1930 para Louis Whittmann. Es giratorio y por tanto se pueden ocultar las toallas, que irán colgadas en dos barras continuas de lado a lado. Tiene un ancho de 50 cm, medida que coincide con la de los paneles del perchero de Fisac. Además se dispone sobre él una balda superior para almacenaje. Se diferencian en tres aspectos: está formado por un único elemento y no por tres paneles; el material elegido es distinto -Prouvé trabaja con el metal, plegando una chapa de acero para dar rigidez a los bordes, Fisac opta por la madera-; por último, la situación de los ejes de giro pues Prouvé lo desplaza a un lado mientras que Fisac lo dispone centrado. El segundo objeto semejante al de Fisac es un perchero que realiza el arquitecto y diseñador italiano Osvaldo Borsani. La pieza de Borsani se construye con un único panel opaco y giratorio que permite ocultar ocho ganchos para colgar. La sujeción se hace con un bastidor metálico, el eje vertical se desplaza al borde y el plano principal, realizado en madera, se asemeja al de Fisac. (figura 10)
El perchero de Borsani se data en 1961. La fecha de realización del perchero de Fisac es para nosotros incierta. El proyecto de la casa se empieza en 1956. En la planta a escala 1/100, fechada en abril de 1957, se dibuja todo el mobiliario pero todavía se proponen en el vestíbulo unos ganchos convencionales en el muro para colgar los abrigos y una mesa anexa para depositar otros objetos. Los planos de la primera ampliación de la casa, fechados en abril de 1960, incorporan los dormitorios infantiles y el área de juego de niños envolviendo el patio. Y en la planta publicada en la revista MD en 1963, donde se refleja esta primera ampliación, el perchero coincide ya con el definitivo y se incorpora incluso el giro de los tres paneles. (figuras 11 y 12)
¿Conocía Fisac el perchero de Borsani o Borsani el de Fisac? Lo que podemos decir con certeza es que ambos objetos respondieron a la perfección al espíritu de la época.
La tercera hipótesis sobre el origen del elemento se centra no en la obra de otros arquitectos o diseñadores sino en la arquitectura del propio Miguel Fisac. Los paneles del perchero son casi idénticos a las contraventanas giratorias de cada ventana en la fachada sur del Instituto Laboral de Daimiel (1951). Se construyen 7 piezas de contraventana en cada uno de los huecos grandes de la aulas y 3 en los huecos pequeños de los despachos. Los paneles están realizados con tablones de madera y giran mediante un eje vertical centrado. La suma de estas contraventanas con la balda sobre las perchas en la sacristía de los Dominicos nos da como resultado el perchero de la casa en el Cerro del Aire. Esto nos hace pensar en una serie de referencias internas dentro de su propia obra, la “reutilización por analogía de las formas”.[viii] En definitiva, un perfecto conocimiento de la materia y los oficios y sobre todo un modo de trabajar sobre la serie -reelaborando una y otra vez los mismos temas-, incluso transformando elementos para un uso totalmente diverso: una contraventana que se transforma en perchero. (figura 13)
Elegir este objeto para nuestra reflexión no ha sido casual. Era una pieza que había estado sobrevolando nuestro pensamiento cada vez que alguien nos hablaba de Fisac y su vivienda. Para nosotros era un elemento frágil y susceptible de desaparición, no sólo porque la casa hubiese cambiado de habitante con el fallecimiento de arquitecto sino también porque nadie había escrito sobre él o publicado planos o fotografías. Es precisamente esta invisibilidad lo que nos ha empujado a elaborar una nueva documentación gráfica y a escribir este texto.[ix] Y hemos querido hacerlo desde un lenguaje sencillo, pues sencillo es el perchero a pesar de su intensidad. (figura 14)
No hay arquitectura pequeña. Estamos convencidos de ello. Este humilde perchero ha sido suficiente -a través del efecto sorpresa, del movimiento de sus componentes y de las múltiples variaciones conseguidas- para cualificar el espacio completo del vestíbulo de la casa de Miguel Fisac en el Cerro del Aire. Pero sobre todo se ha transformado para nosotros en una pequeña joya arquitectónica capaz de sintetizar todo un mundo.
Notas
- [i] Véase PEREC, Georges. L’Infra-ordinaire. Paris: Editions du Seuil, 1989; edición consultada: Lo infraordinario. Madrid: Editorial Impedimenta, 2008, pp. 22-23.
- [ii] “[…] Bien es verdad que el matrimonio Fisac admite que inicialmente buscaban un piso en los alrededores del Museo del Prado, pero que el alto coste de la zona les hizo desistir y buscar una solución alternativa […] Véase FERNÁNDEZ ISLA, José María. “Miguel Fisac. Vivienda en Cerro del Aire: Madrid 1956”, Arquitectura COAM, nº 309, 1er trimestre 1997, p. 62.
- [iii] “Mi casa, vamos, donde hemos vivido desde que nos casamos, fue un principio de casa, con la idea de añadirle cuartos. Y se los fuimos dando […]” Véase RODA LAMSFUS, Paloma de; ARQUES SOLER, Francisco. Miguel Fisac: apuntes y viajes. Madrid: Scriptum, 2007, p. 268. La vivienda se completa con el garaje con su altillo y el desmonte del patio de coches. En el primer crecimiento se añadirán dos dormitorios, con orientación este, con su correspondiente aseo. En el siguiente crecimiento se añadirán otros dos dormitorios hacia el oeste. Por último, se agregará un espacio de trabajo, en la zona este, que funcionará como estudio de arquitectura.
- [iv] En las viviendas adosadas junto a la Estación de Daimiel, Fisac realiza otra versión de estas jardineras con encofrado flexible.
- [v] Estas piezas del Convento de los Dominicos son similares a las realizadas por Giuseppe Terragni para la Guardería Infantil Sant’Elia en Como, Italia (1936-1937).
- [vi] Existe una cierta disparidad de criterios en la definición de la madera utilizada en el perchero: castaño según la tesis y posterior libro de Yolanda Cónsul Pascual; roble según Francisco Arques y otros autores. Roble y pino figuran en los planos de Fisac de la memoria de carpinterías.
- [vii] “[…] Las relaciones espacio-tiempo constituyen la base precisa del método: el movimiento sometido a una disección en fases con el fin de revelar su estructura interna […] también en las creaciones singulares conocidas como mobiliario patentado es casi imposible indicar dónde acaba una categoría y empieza la otra. Se disuelven unas en otras. La multiformidad y la metamorfosis son parte de su mismo ser […] Todo es plegable, desmontable, giratorio, telescópico y reconvertible […] Véase GIEDION, Sigfried. Mechanization Takes Command. Oxford: Oxford University Press, 1948; edición consultada: La mecanización toma el mando. Barcelona: Gustavo Gili, 1978, pp. 120 y 431.
- [viii] “El pensamiento sintético de Fisac es flexible. Sus soluciones son adaptables a entornos variables por su propia naturaleza impura, de mezcla, porque tienen margen de maniobra, no están optimizadas. Representan la fusión de elementos existentes, el conocimiento de lo pasado, de la naturaleza, la reutilización por analogía de las formas […]” Véase AGUADO BENITO, José Antonio. “Miguel Fisac. Construcción por analogías”, Tesis Doctoral. Universidad de Castilla-La Mancha, 2020, p. 19.
- [ix] Aquí consideramos la importancia del dibujo desde dos puntos de vista: como herramienta de análisis (para poder entender el perchero en sus múltiples facetas) y para que no desaparezca este objeto de nuestro patrimonio arquitectónico.
Bibliografía
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